El Teatro Lírico de Santiago trastocó sus funciones culturales, como nuevo centro de reunión de los grupos ácratas que se formaban en Santiago, como protesta ante las denigrantes condiciones de vida de las clases trabajadoras.
El derrumbe del Teatro Lírico de Santiago el 19 de marzo de 1905, cuando se realizaba una encendida reunión de asalariados, costó la
vida a numerosas personas que asistían para escuchar el encendido verbo
populista del fraile renegado Juan José Julio Elizalde (más conocido como “Pope
Julio”) y precipitó el fin de de la dirigenta María del Tránsito Caballero, cuando recién frisaba los 25 años
de edad.
Sus compañeros del Centro de Propaganda Anticlerical Giordano Bruno y
del Grupo anarquista “La Luz” en los que militaba con entusiasmo, acompañaron
con solemnidad sus restos mortales al cementerio, depositando una siempreviva en
su tumba y –según Magno Espinoza- “fortificando su espíritu con su ejemplo”.
Fuente: Sergio Grez Toso