Los andinistas chilenos Fernando Solari y Ruperto Freile mueren congelado en el Monte Aconcagua en 1937, siendo los primeros chilenos víctimas de tal montaña. Por varios años se dudó que estos dos andinistas hubiesen alcanzado efectivamente el techo de América, pero en 1942 se encontró el testimonio de cumbre dejado por ambos, confirmando de esta forma su ascenso.
Rescatados lo cuerpos de los infortunados escaladores, se les efectuó un masivo funeral. El Cuerpo de Bomberos de Santiago acompañó a su última morada al voluntario Ruperto Freile, quién pertenecia a los registros de la Séptima Compañía "Honor y Patria".